¿Crees que el cambio climático afecta a la desigualdad? En este post te mostramos cómo los efectos del clima extremo se hacen notar en el ámbito social.
El aumento de las temperaturas trae consigo una serie de catástrofes naturales y provocan que buena parte de la población mundial sufra las consecuencias. Incluso Naciones Unidas ha reconocido que la lucha contra el cambio climático, como causa del clima extremo, es un asunto de Derechos Humanos.
¿Qué es el clima extremo?
Entendemos por clima extremo a una serie de fenómenos meteorológicos con efectos catastróficos, tales como fuertes tormentas, huracanes, inundaciones, granizo con capacidad de destruir las cosechas, etc.
Como es de suponer, se trata de una amenaza para los bienes de una persona o directamente para su vida (o la de sus seres queridos).
Puede que pienses que siempre han existido catástrofes naturales. Es cierto, desde tiempos inmemoriales se han producido tornados, piedra de granizo o lluvias intensas que causan inundaciones. Sin embargo, los efectos del cambio climático derivan en una crisis meteorológica global: el clima extremo se produce con una frecuencia e intensidad nunca antes vista.
Se trata de uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta el ser humano en la actualidad.
Consecuencias del clima extremo y como afectan a la desigualdad
El calentamiento global trae consigo temperaturas más cálidas, tormentas más intensas y que se derritan los glaciares. Además de producir la destrucción del planeta y los ecosistemas, provoca destrucción y pobreza.
La acumulación de gases contaminantes en la atmósfera genera un aumento progresivo de las temperaturas en todo el planeta. Esta contaminación ha sido provocada con la actividad humana, sobre todo a raíz de las revoluciones industriales.
La contaminación del aire es por sí misma un peligro para la vida humana. Pero, además, el aumento de la temperatura provoca escasez de lluvias. Lo que se traduce en sequías.
Por otra parte, a pesar de que hay menos lluvias, cuando estás se producen, se manifiestan con mayor crudeza. Acompañadas de vientos huracanados y otros fenómenos meteorológicos capaces de causar auténticas catástrofes.
Las consecuencias económicas y humanas directas de estas catástrofes son enormes. Además de perder la vida, muchas personas se enfrentan a la pérdida de empleos y pérdida de medios de subsistencia. Sin embargo, indirectamente, el clima extremo también tiene resultados que afectan a la desigualdad social. Por ejemplo:
- Crisis en el agua: si no hay agua, además de afectar a la actividad económica y provocar pobreza, puede ser motivo de enfermedades y conflictos.
- Encarecimiento de los alimentos: las sequias, las inundaciones y el granizo ponen el peligro a las cosechas de los alimentos más básicos, favoreciendo a la desigualdad.
- Destrucción de los hogares y bienes: debido a las fuertes ventiscas y huracanes más intensos. A esto hay que sumar la destrucción de las infraestructuras civiles, lo cual también daña el suministro de agua, comida y productos para cubrir las necesidades más básicas.
- Propagación de enfermedades: la falta de cuidados, más las agresiones climáticas, generan que florezcan las enfermedades y se contagien de un modo más rápido.
¿Cómo combatir el clima extremo y la desigualdad que provoca?
Además de emprender acciones relacionadas con garantizar medios de vida para las personas que sufren los efectos del clima extremo, es necesario abordar un completo cambio en el modelo económico y social.
El cambio climático es una de las principales causas del clima extremo; y este fenómeno se produce por las emisiones de gases de efecto invernadero.
Ahora bien, ¿cómo se concibe que la industria funcione, el transporte funcione y, en definitiva, el mundo funcione sin emitir gases? La solución pasa forzosamente por un cambio en el modelo energético.
La producción de energía que mueve la economía y la sociedad es la gran culpable de la contaminación. Hasta ahora, el modelo estaba basado en la utilización de combustibles fósiles. Sin embargo, para un desarrollo sostenible, se torna indispensable optar por una transición hacia las energías limpias.
La transición energética es técnicamente factible y económicamente viable. Es más, dado el carácter gratuito e inagotable de las fuentes renovables, se presentan como la gran alternativa para satisfacer las necesidades energéticas venideras.
La parte positiva es que los países han despertado y están tomando medidas para combatir el cambio climático. La transición energética se está convirtiendo en una realidad y el mundo avanza hacia un modelo sostenible: las políticas y normativas están orientadas para ello.
Puedes participar directamente en esta revolución energética a través de la inversión en proyectos de energías renovables. De este modo, contribuyes a poner freno a las situaciones de desigualdad que provoca el clima extremo, a la par que obtienes rentabilidad por tus ahorros.
Tampoco olvides lo más básico: cuida el medio ambiente y fortalece la justicia social.