La rentabilidad de la energía fotovoltaica está dando mucho de qué hablar estos últimos tiempos. ¿A qué se debe este fenómeno?
Si sigues leyendo, descubrirás todo lo que necesitas saber acerca de cómo se generan rendimientos a partir de la luz solar y la importancia que tiene este modelo energético.
¿Qué sucede con las energías renovables?
Las energías renovables sencillamente están en pleno auge. En los últimos años, su crecimiento ha sido espectacular.
Vale la pena recordar que la materia prima, es decir, el recurso utilizado para generar energía, es gratuita e inagotable (el sol, el viento, el movimiento del agua, etc.). Con lo cual, este tipo de energías tienen un fuerte potencial para ser rentables. Únicamente estábamos a falta de hacerlas competitivas, pero esta parte de la ecuación se ha despejado en ciertas energías (como la fotovoltaica).
Una de las razones por las que han tenido un rápido desarrollo es porque son capaces de atraer el capital privado; y si atraen capitales es porque presentan una rentabilidad atractiva.
Gracias a los avances en este campo, tanto en materia legislativa como tecnológica, los costes de producción se han visto reducidos y han ganado competitividad.
Los marcos regulatorios son cada vez más estables y sólidos, evitando la inseguridad de las inversiones en energías renovables.
A todo ello hay que sumar la voluntad política por reducir las emisiones de carbono, lo cual convierte a la sostenibilidad en más que un asunto de energía, sino un campo propio en el que generar empleo, crecimiento y desarrollo. Además, el alto coste de la energía generada por combustibles fósiles, contribuye al crecimiento de otras fuentes de energía alternativas.
En este contexto, la energía fotovoltaica ocupa un papel fundamental. Tradicionalmente, la energía eólica era conocida como la fuente más económica. Sin embargo, gracias a los mencionados avances y abaratamiento de costes, ha conseguido situarse como la más económica.
Ante la gran demanda energética que se espera, según la Agencia Internacional de la Energía (IAE), la energía fotovoltaica ocupa un papel fundamental. Es una de las opciones más importantes que existen para satisfacer el suministro energético.
¿Por qué es rentable la energía fotovoltaica?
Para medir la rentabilidad de la energía fotovoltaica hay que calcular los costes de la instalación, puesto que suele ser el más significativo y precisa de amortización.
Precisamente este era el motivo por el cual anteriormente la energía solar no alcanzaba la rentabilidad adecuada. Sin embargo, el precio de los paneles solares se ha reducido en más de un 90%. Dependiendo de la potencia instalada, en unos años es posible amortizar la inversión.
Además, con la derogación del impuesto al sol, generar energía para el autoconsumo es completamente viable, tanto desde el punto de vista legal como económico. El excedente de energía puede ser inyectada a la red eléctrica y obtener una compensación por ello.
También es posible encontrar subvenciones que faciliten la compra e instalación de plantas de energía solar. No obstante, como hemos comentado en el punto anterior, las energías renovables alcanzan la rentabilidad y el atractivo para los inversores por sí mismas. Cada vez es menos necesario que los poderes públicos las promocionen.
De hecho, los promotores de proyectos relacionados con la energía solar son capaces de negociar la potencia generada mediante un contrato privado con mayor facilidad. Existen promotores que incluso no tienen interés por participar en subastas públicas.
En todo caso, a través de los fondos Next Generation, la Unión Europea ofrece incentivos económicos para abordar la transición energética, fomentando el autoconsumo y la instalación de placas solares. Las subvenciones son gestionadas por las Comunidades Autónomas.
¿Cuál es la rentabilidad de la energía fotovoltaica?
Una vez vistas las razones que explican la rentabilidad de la energía fotovoltaica, exponemos la rentabilidad que podríamos esperar de forma práctica.
A priori, la inversión inicial oscila en función de la potencia que vaya a producirse. Es decir, el número de paneles solares necesarios y su coste.
Un panel típico puede generar unos 300W hora en condiciones óptimas. Aunque hay paneles en la actualidad que perfectamente proporcionan los 500W.
Al cabo del día, calculando una media anual de 5 horas de sol (óptimas y con un margen de seguridad), podemos generar unos 1500 W (1,5 kWh). Con lo cual, al cabo del año generaríamos una potencia de 547 KWh (1,5 KWh x 365 días).
Por ejemplo, para generar unos 3.000 KWh/año (de media) podrían necesitarse unos 5 paneles fotovoltaicos (aproximadamente).
Tan sólo estamos a falta de estudiar los costes de los fabricantes, la instalación y la tarifa que nos abonarán por cada KWh que tengamos de excedente.
Si es un huerto solar, toda la energía generada será vertida a la red eléctrica. Si hablamos de autoconsumo, tendrás que tener en consideración el consumo medio que se produce en el hogar. El ahorro en la factura de la luz ronda el 50%.
Ahora bien, los ingresos comienzan a producirse con el primer rayo de sol, una vez la instalación esté completada. De esta forma, la amortización se pondrá en marcha.
Por lo demás, la vida útil de la instalación puede ser de entre 25 y 30 años, además su mantenimiento es mínimo.
La rentabilidad de la energía fotovoltaica oscila en función de la zona geográfica, el fabricante de las placas y el precio de venta de la energía. Sin embargo, perfectamente puede alcanzar entre el 5% y el 7% anual. En condiciones óptimas, pueden ser incluso superiores.